sábado, 26 de mayo de 2007
Refugiados
Fué en un café de Retiro donde te acercaste a pedir unas monedas y yo te pregunté si querías sentarte. Eras uno de esos tantos que mendigan su inocencia como ángeles excluídos de algún cielo perverso y extraño. Desde luego, no me conocías, y me reconfortó compartir el encuentro.
Ernesto Sábato.
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